sexta-feira, dezembro 28, 2007

Juan António Cebrián, sit tibi terra levis



Alegre y feliz como
una lombriz.

Juan António Cebrián




Uma das maravilhas que descobri nos meus anos de Espanha foi o rádio. Sim, o rádio como companheiro de madrugadas, em longas jornadas de leitura, escrita e insônia, muita insônia. A Espanha possui algumas estações de rádio que são verdadeiras maravilhas de informação, diversão, cultura e que funcionam durante as vinte e quatros horas do dia. Com a rádio espanhola aprendi muito sobre a Espanha, sobre a língua castelhana e, principalmente, sobre a “Hispanidad”, esta sensação de inclusão num universo muito maior que o da restrita “Comunidade de Povos de Língua Portuguesa” em que vivemos, sem darmos conta.

A “Hispanidad” suplanta e inclui a “Comunidade de Povos de Língua Portuguesa”, supera as divergências Ibero-americanas e une a todos os mais de quatrocentos milhões de “hispano-hablantes” num abraço que transpassa os séculos, os impérios do passado e forja a têmpera de uma cultura esplêndida.

E aqueles programas radiofônicos que eu escutava nas minhas noites insones, naquela Espanha de começo de século XXI, possuíam nomes hilários. “Cuando los elefantes sueñan con la música”, “brasilidad y negritud”, com Carlos Galilea na Radio Nacional de Espanha, Radio 3, que em certa noite nos disse que somente fez da música sua profissão graças a Milton nascimento e à Turma do Clube da Esquina. “Goma espuma”, na M80 Rádio, com Juan Luis Cano e Guillermo Fesser, que ouvia todas as manhãs, geralmente ressacado.

Contudo, um programa era o meu favorito naquelas madrugadas: “La Rosa de los Vientos”, com Juan António Cebrián.

“La Rosa de los Vientos”, nesta época, era um programa diário que deliciava minhas noites espanholas com muita informação, dicas de música, de meio ambiente, de viagens pelo planeta, algumas extravagâncias paranormais e muita História. O programa era apresentado por Juan António Cebrián, um locutor de voz de veludo, que antes já havia apresentado uns programas no mesmo formato da “Rosa...”, tais como 'La Red' , 'Azul y verde' e mais famoso de todos o 'Turno de noche'.

A equipe da “Rosa...” era formada por gente fantástica como Bruno Cardeñosa, Fernando Rueda, José Manuel Escribano e a dupla de pesquisadores Jesús Callejo e Carlos Canales. Mas meu quadro favorito era quando Juan Antonio apresentava suas “Pasajes de la Historia”, sempre contando algum trecho famoso da História.

Quando voltei ao Brasil em 2003 continuei ouvindo a “La Rosa de los Vientos” através da internet, mas o programa já não era diário e tudo havia mudado.

A vida nos afasta a cada dia do que somos e do que queremos. De alguma maneira, esta parte da Espanha foi desaparecendo lentamente de mim.

Daí a triste surpresa descobrir que Juan António Cebrián faleceu na tarde de sábado, dia 20 de outubro deste ano, aos 41 anos de idade, vítima de infarto fulminante. À noite, no momento de começar “La Rosa de los Vientos”, uma voz anunciou a morte de seu mentor e apresentador: "Ha fallecido Juan Antonio Cebrián, de repente, por culpa de un infarto traicionero que llegó esta tarde sin avisar, sin darle ocasión a Juan Antonio de despedirse de ustedes, la familia de los oyentes de Onda Cero y la familia de sus oyentes de La Rosa de los Vientos".

Comunicado de Onda Cero:
Ha fallecido Juan Antonio Cebrián, de repente, por culpa de un infarto traicionero que llegó esta tarde sin avisar, sin darle ocasión a Juan Antonio de despedirse de ustedes, la familia de los oyentes de Onda Cero y la familia de sus oyentes de La Rosa de los Vientos. Esta noche no va a haber Rosa de los Vientos, porque se nos ha muerto el alma de este programa, el hombre que lo creó, lo inventó, lo hizo crecer y lo condujo con mano maestra hasta convetirlo en lo más hermoso que puede llegar a ser un espacio de radio: un programa de culto, una parte de la vida de cientos de miles de personas que escuchaban, admiraban y querían a Juan Antonio Cebrián. Su muerte nos ha dejado a todos perplejos, y deja a nuestra cadena huérfana de una de sus voces más genuinas, una voz que siempre tuvo el sello de esta casa, la impronta de Onda Cero. Juan Antonio ha formado parte de esta aventura desde que levantamos el telón, hace ya diecisiete años. Un buen día llegó al estudio con su música favorita en una mano y su innata capacidad de transmitir en la otra: el resultado fue “Discos Cero”, el primer paso de una carrera que, para él, era una forma de ver y entender la vida. En aquella Onda Cero que empezaba, a Juan Antonio Cebrián le bautizamos entre todos como “el Cebri”: inquieto, curioso, creativo; inventor de programas muy diversos —”Bienvenidos al club”, “La Red”, “Azul y verde”—, que compartieron siempre un denominador común: el afán por divulgar, la otra gran pasión de este Cebri que hoy se nos ha marchado sin previo aviso: la divulgación histórica. Solo él era capaz de convertir a Juana la Loca en un vivisimo personaje radiofónico. Gracias a él aprendimos, entre excursiones científicas, grandes enigmas, y criticas de cine antológicas, gracias a él aprendimos a disfrutar de aprender escuchando la radio. Un buen día Juan Antonio, hombre de radio, descubrió que a sus oyentes del “Turno de noche” les fascinaba descubrir “Pasajes de la Historia”. Y así empezó una irrepetible serie radiofónica, que acabaria siendo el germen, también, de la carrera literaria de Cebrían, el escritor, el divulgador, el autor que cosechaba, libro tras libro, abrumadores éxitos de ventas.
Esta noche la familia de Onda Cero, y la familia de La Rosa de los Vientos, está enlutada. Hoy la vida —siempre imprevisible— nos ha dejado sin uno de los grandes de este medio. Sólo la muerte le podía impedir acudir a la cita con la audiencia. Sólo la muerte podía apartarle de este micrófono que era suyo. Esta es la noticia que ojalá nunca hubiéramos tenido que dar. Que se nos ha ido Juan Antonio Cebrián. Uno de los grandes. Uno de los buenos. Uno de los nuestros.

De maneira que o Natal de 2007 será um pouquinho mais triste, ainda que este ano tenha nascido minha filha Isabela e tudo o mais de bom que me aconteceu. Este ano de 2007 será, também, o ano em que morreu Juan António Cebrián, um amigo e companheiro, “alegre y feliz como una lombriz”.